La lucha contra la falsa urgencia ⚠️
Pocas cosas afectan más la productividad que la creencia empresarial de que TODO es urgente. ¿Cómo podemos aprender a priorizar mejor para evitar caer en esta trampa?
Por Pato Bichara, CEO de Collective.
La expresión “es urgente” se volvió cotidiana: “Es urgente tener la presentación lista para esta tarde”, “necesitamos una respuesta urgente del cliente”, “organicemos una junta urgentemente”. No nos damos cuenta de que las cosas verdaderamente urgentes son muy pocas y, en cambio, cuando le asignamos ese adjetivo a TODO, en realidad nada lo es.
Desde una perspectiva de liderazgo, caer en el delirio de la falsa urgencia tiene consecuencias muy graves a nivel organizacional. Es muy probable que terminemos instituyendo una cultura reactiva, en la que no quede lugar para la creatividad, la estrategia y la visión, que requieren de tiempo y espacio.
Además, si nos obsesionamos con “lo urgente” muy seguramente veremos algunos síntomas negativos, como equipos trabajando frecuentemente los fines de semana, hiperconexión laboral y estados de alto estrés. Todo esto a cambio de avances muy poco significativos para los objetivos de la compañía.
El primer paso para vencer este estado es darnos cuenta de las señales y estar en permanente evaluación. Si es algo que ya está pasando en nuestra organización, vale la pena preguntarnos qué lo está causando: puede ser nuestra propia ansiedad como líderes o una presión externa que necesitamos enfrentar.
Y lo más importante es que aprendamos a diferenciar entre lo urgente y lo importante. Hay un sesgo cognitivo que nos hace pensar que aquellas actividades que tienen un deadline más corto son las urgentes, aunque el impacto de sus resultados no sea significativo. Y como además no nos gusta interrumpir o eliminar actividades a las que ya les hemos dedicado tiempo, caemos en el error de sumar más y más tareas en lugar de sustraer, un paso fundamental para poder priorizar lo importante; es decir, lo que sí mueve la aguja.
Como líder, algo que me ayuda mucho cuando identifico este tipo de situaciones es poner distancia objetiva, dándome tiempo para ver el contexto como si estuviera en los zapatos de otra persona y tratando de proyectar a largo plazo los resultados de lo que estamos haciendo para medir su verdadero impacto.
No es una tarea fácil, pero sí imprescindible para el bienestar de nuestras organizaciones y de nuestros equipos.
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